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La primera vez que aparece el término gramatical “fandango” es a comienzo del siglo XVIII, aunque ya en el siglo XVI se usó para designar un cante popular como “esfandangado” (término claramente lusitano). Coincidente con el tiempo, aparece el término “fandanguillo”, pero con significado diferente, ya que mientras el fandango designó primitivamente un tipo de baile ejecutado por parejas, el fandanguillo se refirió a la modalidad del canto que lo acompañaba. Fandangos Malagueños, de una categoría flamenca excepcional debido al nivel interpretativo que en su ejecución siempre han alcanzado, entre ellos los que destacamos: la Rondeña, las Jaberas, los Verdiales, las Bandolás, y las propias Malagueñas. Cantes de Levante, que incluyen las Tarantas, las Mineras, las Cartageneras y las Granaínas. Fandangos Personales, sin compás fijo. “ad livitum”, de creación personal. Fandangos de Huelva, los más ricos y variados, al decir de los estudiosos, unidos por un intenso aire familiar, entre los que se encuentran el de Almonaster, que hoy nos ocupa, junto a los de Huelva, Alosno, Valverde, Calañas, Encinasola y un largo etcétera, que confirma, una vez más, la características a la que anteriormente hacíamos mención: su amplia dispersión. |
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